En la esfera familiar la terapia con Constelaciones nos lleva a mirar al interior de nuestras relaciones. A evidenciar interacciones que se dan ente los miembros de nuestra familia, pareja, hijos, padres, parientes y relacionados. Las Constelaciones Familiares abren camino a la solución de conflictos.
Cada persona ocupa un lugar físico y psicológico en la familia. Sea que haya un padre o madre solos, un hermano homosexual, una familia reconstituida o con destinos trágicos, todos nos movemos en medio de esa red. Nos nutrimos mutuamente, tanto física como emocionalmente. Unos parientes pueden ser biológicos, otros adoptivos, pero todos ponen su granito de influencia en nuestra salud genética y emocional.
Las Constelaciones se sustentan en esta verdad para buscar soluciones sanas a conflictos, mediante una visión representativa de lo que ocurre al interior de la conciencia de grupo. Por esto, no sorprende los comentarios concluyentes de participantes a talleres de Constelaciones: "Fue un curso rápido de la vida", "me permitieron mirar diferentes escenarios de mis relaciones", "a partir de experiencias vivenciales encontré respuesta a mis problemas".
¿Quiénes pueden asistir a las Constelaciones?
Todas las personas que quieran trabajar problemas de su vida o que se interesan por buscar el equilibrio en su grupo familiar.
¿Qué ofrecen?
Nos permiten encontrar soluciones a las insatisfacciones en nuestra relación de pareja.
Las heridas de la infancia, causadas por la sencilla razón de que no existen padres perfectos, los traumas infantiles que vivimos afectan la relación de pareja y se reflejan a través de sentimientos. Son componentes no originados en la pareja misma, pero que inevitablemente afectan el vínculo. Hay que mirar de dónde provienen y aprender a entender los principios naturales de la vida que rigen a los seres humanos:
Cada persona es individual y para hacer pareja tenemos que aceptar que el otro es diferente a nosotros. Enfrentar la diferencia, aceptarla y buscar alternativas que concilien la disparidad permite construir la relación de pareja. Facilita que podamos mirar a la otra persona como a alguien diferente y digno de nuestro su amor, simplemente por lo que es y nada más.
El intercambio equilibrado entre el DAR Y RECIBIR es condición imprescindible para el logro de una buena relación. Conozcamos cómo darle orden a esta interacción.
Reconocer que el compañero, aunque sea diferente, tiene el mismo valor que nosotros, es vital. Si alguno de los dos pretende cambiar o reeducar al otro, la relación fracasa.
Las Constelaciones sirven para conciliar los diferentes órdenes de la relación.
Nos permiten descubrir qué hay detrás de las conductas de nuestros hijos. Todo aquello que sucede con los hijos muestra lo que está pasando en la familia.
Los niños son quienes mejor perciben los desajustes familiares. En una familia, tanto hijos como sobrinos o nietos, con frecuencia, expresan lo que está sucediendo mediante comportamientos, enfermedades o dificultades personales. Revelan sucesos o sentimientos que la familia oculta o impide que aparezcan.
Por ejemplo, un miembro de la familia ha desfalcado la empresa y en el alma familiar se le siente como excluido. Uno de los nietos, de repente, comienza a robar objetos cada vez que va a casa de sus abuelos. Toma las cosas y las esconde en su alcoba, lo que nunca antes había hecho. Al preguntársele por qué lo hace, dice que no sabe, simplemente se le ocurrió y lo hizo.
La terapia desenmascara lo oculto en los comportamientos inexplicables de los hijos.
Cada persona ocupa un lugar físico y psicológico en la familia. Sea que haya un padre o madre solos, un hermano homosexual, una familia reconstituida o con destinos trágicos, todos nos movemos en medio de esa red. Nos nutrimos mutuamente, tanto física como emocionalmente. Unos parientes pueden ser biológicos, otros adoptivos, pero todos ponen su granito de influencia en nuestra salud genética y emocional.
Las Constelaciones se sustentan en esta verdad para buscar soluciones sanas a conflictos, mediante una visión representativa de lo que ocurre al interior de la conciencia de grupo. Por esto, no sorprende los comentarios concluyentes de participantes a talleres de Constelaciones: "Fue un curso rápido de la vida", "me permitieron mirar diferentes escenarios de mis relaciones", "a partir de experiencias vivenciales encontré respuesta a mis problemas".
¿Quiénes pueden asistir a las Constelaciones?
Todas las personas que quieran trabajar problemas de su vida o que se interesan por buscar el equilibrio en su grupo familiar.
¿Qué ofrecen?
Nos permiten encontrar soluciones a las insatisfacciones en nuestra relación de pareja.
Las heridas de la infancia, causadas por la sencilla razón de que no existen padres perfectos, los traumas infantiles que vivimos afectan la relación de pareja y se reflejan a través de sentimientos. Son componentes no originados en la pareja misma, pero que inevitablemente afectan el vínculo. Hay que mirar de dónde provienen y aprender a entender los principios naturales de la vida que rigen a los seres humanos:
Cada persona es individual y para hacer pareja tenemos que aceptar que el otro es diferente a nosotros. Enfrentar la diferencia, aceptarla y buscar alternativas que concilien la disparidad permite construir la relación de pareja. Facilita que podamos mirar a la otra persona como a alguien diferente y digno de nuestro su amor, simplemente por lo que es y nada más.
El intercambio equilibrado entre el DAR Y RECIBIR es condición imprescindible para el logro de una buena relación. Conozcamos cómo darle orden a esta interacción.
Reconocer que el compañero, aunque sea diferente, tiene el mismo valor que nosotros, es vital. Si alguno de los dos pretende cambiar o reeducar al otro, la relación fracasa.
Las Constelaciones sirven para conciliar los diferentes órdenes de la relación.
Nos permiten descubrir qué hay detrás de las conductas de nuestros hijos. Todo aquello que sucede con los hijos muestra lo que está pasando en la familia.
Los niños son quienes mejor perciben los desajustes familiares. En una familia, tanto hijos como sobrinos o nietos, con frecuencia, expresan lo que está sucediendo mediante comportamientos, enfermedades o dificultades personales. Revelan sucesos o sentimientos que la familia oculta o impide que aparezcan.
Por ejemplo, un miembro de la familia ha desfalcado la empresa y en el alma familiar se le siente como excluido. Uno de los nietos, de repente, comienza a robar objetos cada vez que va a casa de sus abuelos. Toma las cosas y las esconde en su alcoba, lo que nunca antes había hecho. Al preguntársele por qué lo hace, dice que no sabe, simplemente se le ocurrió y lo hizo.
La terapia desenmascara lo oculto en los comportamientos inexplicables de los hijos.
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